viernes, 13 de abril de 2012
Capítulo Cinco
Transcurren quince días y los muchachos trabajaban intensamente cada jornada para terminar el trabajo.
La promesa de la pesca estaba latente y los entusiasmaba. Felipe solo pensaba en volver cuanto antes a Ciudad Costera.
Dentro suyo solo pensaba en ella."Debo volver a verla. Al menos una vez más. Debo volver a mirarme en sus profundos ojos azules y reflejarme en su sonrisa."
Cada momento del día se sorprendía pensando lo mismo e imaginando como sería ese encuentro que saboreaba en su interior como el juego de un niño, como el sueño de un adolescente.
Los días transcurrieron en silencio hacia afuera y con un torbellino en su interior. Un volcán a punto de hacer erupción y un deseo que crecía a cada instante.
-Bueno, si Dios quiere pronto estaremos terminando- Dijo Don Pedro a su esposa.
-Sí, y los muchachos tendrán su fin de semana de pesca. Están entusiasmados con la idea.- Respondió Victoria.
-Por otra parte, se lo han ganado. Trabajan muy duro para terminar y se preocupan para que todo este bien- afirmó Don Pedro.
Don Pedro era un hombre maduro, de trabajo. Había heredado su fortuna y sus tierras pero había trabajado duro para mantenerlas y acrecentarlas.
Adoraba a su esposa con la cual llevaba una relación muy especial. Protegía a sus hijos y repetía las costumbres de su familia para al crianza de ellos. Hacía lo que sus padres habían hecho. Eso había aprendido y sostenía que era lo correcto.
Desde muy temprana edad les había enseñado a trabajar la tierra, a sembrar y a cosechar.
Les había enseñado que hay un tiempo para cada cosa: un tiempo de deseo, un tiempo de trabajo, de gozo y de espera.
Les había trasmitido los valores que él mismo había recibido, pero sobre todo, les había enseñado como a fuego, el sentido del deber, de que la palabra tiene un valor y que cuando se empeña no hay nada que impida que se cumpla.
Tenía tres varones que habían crecido fuertes y sanos, y en el momento menos pensado se habían convertido en hombres.
Los muchachos tenían entre sí una buena relación y eran compinches. Compartían aventuras y desventuras.
Les encantaba pasar tiempos juntos y se conocían muy bien entre sí.
-¿No crees que Felipe estuvo un poco raro en las últimas semanas?-preguntó Victoria.
-No. ¿Qué notas en él?
- Está muy callado. Como metido hacia adentro- dijo
-Quizá sea su relación con Luz. Es una mujer encantadora que va a llenar sus días- abrazando a su esposa-como tú llenaste lo míos- finalizó.
Ella lo rodeó con sus brazos, alrededor del cuello y sonriendo lo besó.
-Yo te amé desde siempre. Nosotros nos elegimos, Pedro. Ellos no y eso me preocupa-
- él va a conquistarla. Y entre nosotros, creo que ella lo eligió a él desde hace mucho tiempo. Viste cómo lo mira-
- Sí. También vi como él la mira a ella y te puedo asegurar que no hay deseo en esos ojos. Está muy lejos de eso.- dijo Victoria.
- Ya lo hará, ya verás. Ustedes las mujeres son muy hábiles para la seducción, aunque sean unas nenas de mami que recién salen al mundo. Lo llevan adentro por instinto y creo que Luz no será diferente a ti.
Se que él se volverá loco por ella, como yo por ti y su padre por su madre.-
La puerta se abrió y entró Felipe que venía de su día de trabajo.
-Terminamos, padre...-
-Qué bueno, hijo...así que ahora saldrán de pesca, ¿verdad?
-Sí, eso creo.
Salió de la sala y subió las escaleras hacia su habitación.
En un momento sus hermanos llegaron y comentaron a su padre sobre el trabajo de ese día y su viaje a Ciudad Costera.
-¿Cuando saldrán?- preguntó Don Pedro
- En la mañana temprano- comentó Juan, el del medio.
-¿Dónde está Felipe?-preguntó Santiago.
-Arriba, en su habitación-comentó su madre.
- No sé que pasa con él. Está tan callado que apesta- dijo Juan.
- Quizá este cansado- afirmo Santi
-No, no lo creo. Está tan metido dentro de su historia que los demás no existimos.
-No digas eso. Felipe siempre se ocupa de nosotros y justamente ayer me comentó lo ansioso que está por ir de pesca y disfrutar del fin de semana.
Se acostaron temprano esa noche y partieron temprano en la mañana.
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¿se levantaron temprano para ir a pescar? ¡bien por Felipe entonces! Es cierto lo de que las mujeres saben seducir por naturaleza....todo muy interesante!!!! No te he puesto comentarios pero te vengo siguiendo!
ResponderEliminarGracias Llao. Estoy atrasada en la publicacion ya que una gripe me tuvo en cama. Un abrazo.
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